El Señor Santiago, Conquistador de los Cuatro Poderes, señor de los Cuatro Vientos, es el Patrón.
¿Qué significado profundo se esconde tras la simbología del Santiago-guerrero (con la espada levantada sobre su caballo blanco) o la del Santiago-peregrino (con su capa, su báculo, sus sandalias, calabaza y concha)?
¿Qué quiere cortar en nosotros al blandir su espada? ¿Por qué desciende de los cielos en una nube de luz?
¿Cuál es su conexión con el gran Quetzalcoatl de los aztecas, relacionado con el viento, el agua, el relámpago y el trueno? El Santiago de los conquistadores, también conocido por "el hijo del Trueno" se transformó para el mundo indígena en el Correo de los Cuatro Vientos, tomando los atributos de Quetzalcoalt, el portador del aliento vital de la Humanidad.
¿Qué sentido tienen sus milagros naguálicos para el despertar y el florecer de México, de Hispania y del puente sagrado entre los dos continentes?
Sería muy amplio y casi inabarcable responder en profundidad a todas estas cuestiones planteadas, pero se pueden apuntar algunas intuiciones primarias que se insinúan desde el corazón cuando tratamos con semejante huésped, invitado de manera permanente a las fiestas concheras de canto, flores y danzas.
La primera constatación es que se trata de un Ser Ascendido que avanza en una nube luminosa encima de un Caballo blanco.
El caballo es el signo de los poderes (y las dependencias-esclavitudes) proyectados por los tres centros inferiores del vientre, y su color blanco expresa un absoluto dominio y transcendencia de las pasiones que nos unen al mundo material (dinero, bienes, sexo, emociones negativas, apegos, ...), del cual es un absoluto maestro.
Es también un Guerrero y un Sacerdote (peregrino), que son los dos aspectos de la vida tanto en el Tonal como en el Nagual.
Un servidor de los ejércitos de Dios cuyo combate no es contra otros, sino contra la separatividad, el apego mental y emocional, y la identificación con los sentidos externos. (Los 'moros' que están bajo sus pies deben ser considerados más bien como demoncillos que como seres humanos, de manera semejante a los que se sitúan debajo de los pies de la Inmaculada Concepción, o al significado del dragón en el combate con San Jorge).
El destino del guerrero-sacerdote es convertirse en Rey-Mago, señor de los planos de la materia y del espíritu.
Como soldado, combate por la unidad de conciencia de los pueblos hispanos. Como peregrino, camina sin hogar fijo haciendo de la madre Tierra y del padre Cielo sus guías, bendiciendo la Senda Sagrada con su presencia a través de los senderos serpenteantes que conducen hacia el Sol poniente, signo del Misterio y de la noche mística.
Su espada corta los lazos de dependencia que tenemos con el pasado, liberándonos de las cadenas materiales, emocionales y mentales que nos impiden volar libremente, y que constituyen el verdadero obstáculo para la Ascensión del Ser, más allá de la ley de la gravitación de la materia-vida. Seamos lo que seamos, eso que somos es el obstáculo para integrar la experiencia definitiva de la Luz de Dios. Justos o injustos, castos o lujuriosos, honorables o mentirosos, avaros o despilfarradores... tanto lo positivo como lo negativo deberá desaparecer de nuestra historia personal, pues mientras seamos alguna cosa (buena o mala), mientras tengamos alguna definición para nosotros mismos, no podrá llegar lo Nuevo que ya está aquí.
Cierto que el Amor no desaparecerá nunca, pero las dependencias que escondemos detrás del concepto amor y que son las que impiden su manifestación, deben ser cortadas de cuajo por la espada de Santiago que es señor 'del rayo y la tormenta'.
Santiago está unido a los antiguos maestros de la piedra, y su camino evangélico es estéril hasta que la Madre se le aparece sobre un Pilar.
Así pues, después de la Ascensión él retorna hasta el alma de la materia-piedra para transformarla con su mensaje.
La Luz blanca que rodea su imagen, el que vuele por los cielos, la espada y la túnica de color azul... son símbolos de la inmortalidad ascendida.
Luz de purificación y divinidad que suelta todos los nudos de la mentira individual y social para facilitar la ausencia de peso, la ligereza que nos permite experimentar el vuelo y la sensación de elevación que nos libera del peso de la tierra.
La alerta en el combate cotidiano del instante (siempre despiertos ante los desafíos de la existencia, en contacto con el vientre terreno y la cabeza celeste), y la voluntad de continuar la vía interna paso a paso hasta alcanzar el Grial, son los mandamientos del guerrero-sacerdote.
Hispania, llevada de la mano por el señor Santiago, se situó en su momento como frontera ante los avances del Islam en Europa, pero creó al mismo tiempo las condiciones para que buena parte de sus caminos iniciáticos desembocaran en las costas gallegas.
Casi diez siglos después Europa afronta la segunda parte de su desafío: servir de cuna, guiada por la mano poderosa del propio señor Santiago, para el nacimiento de la Quinta Raza , profetizada por las enseñanzas vivas que los Ancianos de América, (el 'País de los Cuatro Vientos') han legado fielmente a sus descendientes.
Con la conquista de América, el camino pasó a languidecer por más de cinco siglos, y sólo cuando el cambio de polaridad espiritual planetaria pasa de los Himalayas a los Andes, vuelve a recuperarse para los europeos.